Capítulo 96

-Qué -Atendí cortante.
-Estás en casa ya? -Preguntó como si no le interesaran mis pocas de hablar.
-Te importa?
-Puedes dejar de portarte como una niña pequeña? -Se irritó.
-Y tú como un estúpido celoso? -Reproché- para qué llamaste? Para decirme que llegarás mas tarde para estar con Ashley? Para hacerme saber lo bien que te lo pasas? Para decirme que las cosas pasan por alguna razón? -Aquella sucesión de preguntas sin sentido estalló dentro de mi de una forma repentina.
-Sabes para qué llamo? Llamo para decirte que si quedé con Ashley fue para olvidarte, llamo para decirte que estoy en el parque echándote de menos, llamo para decirte que te quiero aquí conmigo, pero parece ser que ya esto no te importa lo más mínimo.
Sus palabras me asombraron, no pensaba que fuera a decir aquello. Nos quedamos en silencio, con el auricular en la oreja, escuchando la respiración de el otro. Era un silencio incómodo y lleno de arrepentimiento por parte de ambos tras la forma en la que nos hablamos.
-Lo siento... -Me animé a decir por fin.
Deseaba con todo mi ser pedirle perdón, pero aquel no era el momento, y no estaba segura de si por fin había aprendido la lección.
-Estoy en el parque, cerca de donde me viste con Ashley. Si te importo...ven. Si no, es hora de pasar página.

[NARRA LAUREN]
-Liam -Dije.
-Qué? -Sonrió apartando la vista del televisor.
-Tonto.
Dejé pasar unos segundos.
-Liam -Repetí.
-Qué? -Sonrió otra vez.
-Feo -Reí.
Volví a hacer lo mismo, perdiendo unos segundos antes de continuar con la bromita.
-Liam.
-Qué? -Preguntó creyendo saber la respuesta.
-Te quiero.
Me acerqué a él y le robé un beso.
Estábamos tumbados en mi cama. Harry, Louis y Aelyn seguían abajo y Niall había ido a la habitación de Catherine.
Veíamos la tele, más bien, estaba encendida sin razón alguna, por el simple echo de tener algún lugar donde apoyar la vista, porque ninguno de los dos se enteraba de las imágenes que salían allí. En ese momento era más importante estar juntos, que el amor que sentíamos no se esfumara y que la llama de nuestra velita, durara para siempre.
Yo estaba acurrucada en su pecho, él con su brazo, me rodeaba el hombro.
-Eres un soso Liam Payne.
Se hizo el sorprendido y apartó el brazo que me rodeaba.
-Déjame. -Se hizo el enfadado, pero podía aún notar que se le escapaba una sonrisilla.
-Ah si? Eso quieres? -Pretendí hacerme la chula.
-Si.
Me encerré en el baño. Cuando pasaron unos minutos decidí salir. Él estaba otra vez acostado en la misma posición. Me acosté a su lado sin decir palabra, cogí el mando y empecé a hacer zapping.
En un momento, sentí su mirada observándome, lo que me ruborizó y me hizo esbozar una pequeña sonrisa. Pasó un largo rato y él no apartaba la mirada, algo de mi le tenía totalmente abducido.
Por algún extraño motivo, empecé a reír, no se si fue sus ojos que seguían mis movimientos, o si fue alguna bobada de la tele, y estallé entre risas. Él se contagió y nos hayamos los dos entre un vaho de carcajadas.
-Por qué nos reímos? -Pregunté intentando respirar.
-No lo se, eres tú así de tonta -Dijo.
Negué con la cabeza tomándomelo a broma.
-Te amo mucho -Habló más calmado llevándome hacia él con su mano en mi mejilla.
Los dos sentados en medio de la cama, nos fuimos acercando, hasta que nuestras narices se rozaran.
-Te voy a extrañar más de lo que te imaginas -Le miré fijamente a los ojos.
-Te juro que te llamaré todos los días, que te mandaré cartas, haré vídeos, sacaré fotos, haré lo que sea para que pienses que estoy aquí contigo.
Tragué saliva. Se me había formado un nudo en la garganta. Ya no le encontraba gracia a nada, estabamos serios, pensativos, mirándonos fijamente a los ojos, cerca, muy cerca.
-Pero aún sigo aquí, y tú conmigo. -Dijo.
Acabamos con la distancia que había y nos besamos. Esos momentos son los que le hacen maravillosos, sus caricias, sus miradas, sus formas de tratarme cual princesa. Increíble.
Cada vez el beso se hacía más duradero y más apasionado. Nos acabamos tumbando otra vez en la cama. Su cuerpo estaba encima del mío, apretándome, elevando la temperatura, haciéndome pasar de princesa, a reina.
-Gracias. -Me separé un momento.
- A ti.
Y ahora si las distancias se acabaron definitivamente entre nosotros. La ropa, junto con nuestros pensamientos voló. Me dejé llevar, tal y como lo hacía cuando estaba con él. Aquellos brazos, aquellos besos...me perdían. Nos desvanecimos entre el roce y el calor de nuestra propia piel, hasta llegar a ser solo uno.